Editorial semana 46

Números (II): Las dos perlas socialistas se suman a la victoria popular

Medina del Campo y Tordesillas son las dos villas de la provincia que más pueden enorgullecer al PSOE vallisoletano. Se encuentran a la cabeza de la tabla como las más pobladas que cuentan con gobierno socialista y, para más loor, arrebataron el bastón municipal al Partido Popular el pasado mes de mayo.

Durante meses ha sido un enigma cómo se sustantivaría la influencia de este cambio de signo en las elecciones generales. Creíamos que el misterio se desvelaría este domingo pero el velo, al parecer, permanece en su sitio. Sus vecinos parecen distinguir perfectamente entre instituciones y se han sumado a la marea popular, a la debacle socialista del resto del territorio del Estado.

La pérdida de votos del PSOE en Medina del Campo ha resultado similar a la media nacional. Si en 2008 se contabilizaron 6.313 votos al Congreso, resultando la fuerza ganadora en aquellos comicios, en las generales de 2011 se ha apuntado sólo 3.968 sugragios, lo que supone un 31,81% similar, aunque ligeramente superior, al 28,7% que se ha apuntado el partido en el conjunto nacional. Eso sí, Teresa López podrá decir bien alto que no ha perdido votos desde las pasadas municipales, por si alguno creía que el partido sufriría un castigo por los pactos de gobierno son PCAL-CI. En mayo de 2008 obtuvo 3.712 votos, 256 menos que ayer.

Por su parte, la pronunciada victoria del PP ha sido aún más holgada en la Villa de las Ferias que en el conjunto nacional. Ha pasado a ser la fuerza más votada en unas elecciones generales, con 6.710 votos, el 53,80%, muy por encima del 44,5% del conjunto nacional. La cifra supone 668 papeletas más que las 6.042 obtenidas en 2008, y también 2.037 más que los obtenidos por el partido en las municipales de mayo.

Esa diferencia tan significativa en los resultados del Partido Popular entre las municipales y las generales es digna de estudio. Con mucha probabilidad responde a la división del voto de centro derecha por el gran número de partidos que concurrieron en mayo. La Agrupación Local tendrá que plantearse una estrategia clara si quiere que, de aquí a cuatro años, ese voto no vuelva a disgregarse y se una bajo las siglas del PP.

Los partidos minoritarios también han experimentado cambios significativos. Izquierda Unida ha pasado de recibir el 2,73% de los votos de 2008, un total de 361, a merecer la confianza de 807 electores, el 6,47%. Significativa es también la entrada en escena, tal como ha ocurido en el conjunto nacional de Unión, Progreso y Democracia (UPyD), que ha sido la cuarta fuerza más votada con 565 sufragios, el 4,53%, cuando en 2008 sólo había obtenido 142, el 1,07%.

Llama la atención la analogía con Tordesillas. En la Villa del Tratado gobierna el PSOE, que obtuvo unos contundentes 2.591 votos en las municipales de mayo contra los 2.080 del PP. En este caso ejerce el mando con mayoría absoluta, a diferencia de Gobierno en minoría de Medina del Campo. Sin embargo, en las generales el electorado se ha decidido claramente, también, por el Partido Popular, que ha obtenido el voto de 2.873 electores, 54,64% de los votantes tordesillanos, porcentaje casi igual que el atribuido a Medina. La debacle socialista se ha reproducido con porcentajes análogos a los de España. El PSOE ha recibido tan sólo 1.716 sufragios, el 32,63% del total, un porcentaje también calcado del medinense y también ligeramente superior al nacional.

La irrupción de los partidos minoritarios es, de la misma forma, una fotocopia del caso medinense, aunque esta vez, en Tordesillas, UPyD ha superado a IU como fuerza más votada. Los de Rosa Díez han conseguido 278 votos, el 5,28%, mientras que IU se ha apuntado 256, un 4,86%.

A la vista de los resultados de ambas localidades, la primera impresión es que no se puede atribuir con claridad una correspondencia entre los resultados de las elecciones locales del pasado mes de mayo y las generales de ayer. Ambas tendencias parecen ir por separado. En cualquier caso, si la debacle socialista fuera consecuencia de las decisiones políticas municipales en los últimos meses, esas consecuencias se han vuelto ilegibles, se han mimetizado entre los lodos que ha levantado la marea baja, tan baja, por la que atraviesa el Partido Socialista Obrero Español.

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