La mujer enterrada por su familia en la bodega de una casa de Alaejos recibe sepultura en el cementerio local

Momento en el que los operarios de la funeraria, con la presencia de la Guardia Civil y la Policía Científica, sacan los restos de Petra Guerra la casa familiar en Alaejos.Se celebró el funeral de Petra en la intimidad con la presencia de dos de sus hijos que declararon desconocer lo que sucedía en el hogar familiar.

másMedina. Alaejos- Esta mañana recibieron sepultura los restos mortales de Petra Guerras, la anciana encontrada el pasado viernes, enterrada por su propia familia hace años en la bodega de su casa. Acudieron al sepelio los dos hijos varones de la fallecida, residentes en el País Vasco, quienes han manifestado que intentaron en numerosas ocasiones visitar a sus padres en Alaejos, pero nunca pudieron entrar en el domicilio familiar porque la hermana mayor, Macarena, se lo impidió.

El cuerpo sin vida de la nonagenaria vecina de Alaejos Petra Guerras fue descubierto durante la mañana del pasado viernes por los agentes de la Guardia Civil en la bodega del domicilio familiar. El cadáver se hallaba bajo tierra y tapado con varias bolsas de basura y estaba colocado en posición fetal entre dos poyos que sujetaban las barricas.

El alcalde de Alaejos, Carlos Mangas, responde a las preguntas de los medios de comunicación durante la mañana del viernes.La Benemérita encontró el cuerpo en la bodega a pesar de que Macarena, la mayor de las dos hijas, había declarado en la unidad psiquiatrita del Hospital Clínico de Valladolid donde se encontraba que el cuerpo de su madre estaba enterrado en el patio de la casa. “Ella dijo que su madre había fallecido de forma natural y que la habían enterrado en el patio de la casa”, informó Cecilio Vadillo, subdelegado del Gobierno en Valladolid. Según Carlos Mangas, Alcalde de Alaejos, “la desaparición de la anciana es desde hace cuatro o cinco años, no se sabía nada de ella”, ya que ni siquiera la hermana de Petra, que vivía en frente de la vivienda, pudo acceder a ésta. “Supongo que se lo imposibilitaban, lo ha debido de intentar varias veces”, añadió Mangas.

El marido de Petra, de 91 años de edad, se encuentra ingresado en el Clínico de Valladolid junto a sus dos hijas de unos 50 años, de las cuales la pequeña, Maribel, fue encontrada en el domicilio en un estado “psíquicamente muy deteriorado”, según el alcalde de Alaejos. La segunda hija del matrimonio fue dada por desaparecida hace más de 20 años por los vecinos del pueblo después de que su hermana les argumentase que no sabía nada de ella.

El subdelegado del Gobierno en Valladolid coincidía con el alcalde de Alaejos en que la situación de la familia era “atípica”. “No tenían agua en la casa, tenía que ir una de las hijas todos los días a una fuente a recogerla y una vez al mes llevaba a su padre a cobrar la pensión, una cosa muy extraña” añadió Vadillo. La hija encargada de hacer todas esas labores era Macarena, la hija mayor, que según el alcalde Carlos Mangas “era a la que se veía entrar, salir, comprar, traer el agua de las fuentes en un carrito con botellas”.

Carlos Mangas aseguró que fue este Equipo de Gobierno quien se puso en contacto con Asuntos Sociales para que redactaran un informe y así “conocer las condiciones en que vivía este matrimonio, porque al ver el empadronamiento vimos que eran dos personas de 90 años sin agua corriente. Nos preguntamos en qué condiciones podrían estar viviendo”. Sin embargo los técnicos de Asuntos Sociales no pudieron acceder al domicilio situado en Calle Nueva 23 porque Macarena “les impidió entrar”. Fue entonces cuando el juzgado de Medina del Campo decidió intervenir para que la Guardia Civil entrase en la vivienda.

El primer edil afirmó que los vecinos ya se extrañaban de la situación de la familia, sobre todo por el comportamiento de Macarena. “Claro que se ha sospechado. Era un runrún, un boca a boca, pero tampoco se había hecho nada”. Sin embargo Mangas apostilló que “no se puede derribar la puerta de un domicilio así como así”, ante la posibilidad de que el Ayuntamiento de Alaejos hubiese intervenido antes.

Delirio compartido

El mismo día del hallazgo del cuerpo, Macarena declaró a los médicos del la Unidad de Psiquiatría que «no les gusta la gente», y por eso decidieron enterrar a la madre en la bodega, para evitar la organización del funeral. El servicio de Psiquiatría del Hospital Clínico de Valladolid ha diagnosticado que las dos hermanas y el padre padecen «delirio compartido», en el que la personalidad dominante sería la de Macarena. 

Vecinos de la localidad aseguraron que el matrimonio había tenido siempre buena relación con los habitantes del municipio, sin embargo tras estar fuera durante varios años, el comportamiento cambió. Además de las dos hijas, Maribel y Macarena, el matrimonio tiene dos hijos que viven en San Sebastián, ciudad donde estuvo asentada la familia durante una temporada.

Consternación entre los vecinos por el hallazgo del cadáver

Los vecinos de Alaejos amanecieron ayer consternados por la noticia del hallazgo del cuerpo de Petra en la bodega de la casa familiar. Poco a poco se fueron acercando a la calle Casas Nuevas, que permanecía cortada a ambos lados por los precintos de la Guardia Civil. «Yo tengo 80 años y no recuerdo que haya pasado nada así en el pueblo», afirmaba una de las vecinas de la calle. «Sin embargo, lo más raro es que la hija haya aparecido viva, porque hace que no la vemos como 20 años y es por la que realmente podríamos temer», añade.

La presencia de numerosos medios de comunicación extrañó a los apacibles habitantes del municipio, poco habituados a ser el centro de la noticia. «A mí me ha llamado por teléfono un hermano que vive en Málaga», relataba José, un alaejano de 73 años que veía la escena. «Es curioso cómo él ya lo sabía casi todo y yo no me había enterado de nada».

Una veintena a cada lado de la angosta calle, acompañados de otra veintena de periodistas, esperaron hasta las 12,25 horas a que sacaran los restos de la anciana del número 23. El coche de la Policía Científica y un Vehículo Especial de la Diputación permanecían estacionados en la fachada de la casa molinera. A esa hora, un coche fúnebre llegó a la vivienda y sacaron de él un féretro blanco, de material plástico. «Fíjate, se la llevan ahora» exclamó una anciana señora a la vez que daba énfasis a sus palabras con un «Dios, qué disgusto tengo». De hecho, muchos de los que miraban la escena habían sido testigos de la infancia y juventud de la fallecida, y si no, compañeros de escuela de sus hijas.

«La verdad es que todos sospechábamos que algo no andaba bien, que algo tenía que estar pasando» asegura una de las habitantes de la calle Casas Nuevas, de la misma generación que Petra. «Pero si tenía una hermana que vivía enfrente de ella, otro hermano también en el pueblo y más familiares fuera, ¿cómo nos íbamos a meter nosotros en ese asunto?»

Los testimonios de los que conocieron a la familia coinciden en que, de las hijas de la fallecida, la hermana mayor, Macarena, a la que veían salir a comprar de cuando en cuando, era muy huraña. Dirigía pocas veces la palabra a alguien y nunca mantenía una conversación. «Unas veces saludaba y otras no», relata otra vecina de 43 años. «Pero sí la veíamos siempre con los ojos desencajados, como si estuviera pasando por una situación de desesperación». «Si que veíamos que el comportamiento no era normal», testimonia otra vecina. «Ni siquiera dejaron entrar a los bomberos cuando se les quemó la estufa». Macarena zanjó aquel accidente, ocurrido ya hace algunos años, arrojando el aparato por la ventana.

El momento más dramático del luctuoso suceso, sin embargo, no se vivió en la mañana de ayer, sino durante la noche del jueves, cuando la Guardia Civil sacó de la casa a los tres familiares vivos. Los vecinos en aquel momento, sin saber que más tarde encontrarían a la difunta en las bodegas, tuvieron suficiente asombro al comprobar que la desaparecida Maribel también salía del umbral de la vivienda. «No lloró poco la hermana de Petra ayer, la pobre mujer», relataba otra vecina recordando el momento. «No sabía nada de su hermana ni de su sobrina. Ahora también a ella se la han llevado del pueblo», añadió.

Sin luz ni agua, pero todo ‘limpio y ordenado’

Las condiciones de la casa en la que vivía la sórdida familia eran tan extrañas como la familia en sí. Según el alcalde, se trataba de una vivienda «muy oscura, sin luz, sin agua, con mucha humedad, con poca ventilación… Pero, por lo demás, todo estaba limpio y ordenado». Ninguno de los habitantes del lugar veía la luz del sol salvo Macarena. La hija mayor del matrimonio era «a la que se le veía entrar, salir, comprar o llevar agua al domicilio desde las fuentes». Esta ardua tarea la acometía por medio de un carrito cargado de botellas. Ella se encargaba de cuidar a su padre nonagenario y de su hermana menor, la desaparecida.

El alcalde recordó cómo, siendo él niño, las dos hermanas, Macarena y Maribel, «iban siempre juntas, sin relacionarse con nadie». Otros dos hermanos viven en San Sebastián. «Creo que se les ha comunicado el suceso y que se iban a personar», declaró Mangas. La mayor sorpresa para los alaejanos ha sido el hallazgo de Maribel, a la que nadie había visto hacía más de 20 años. «Se desconocía que estaba en el pueblo. Tampoco sabemos si estaba o no en contra de su voluntad, aunque parece que permanecía en buenas condiciones de salud», dijo el edil.

En cuanto a si la hermana de la difunta Petra visitaba o no a su hermana y sobrinas, «creo que lo intentó varias veces pero que no le permitieron entrar, como cuando vinieron en dos o tres ocasiones los servicios sociales». Estas negativas terminaron dando la alarma de que ocurría algo anormal.

‘De nada sirve buscar culpables ante un caso como éste’ asegura el alcalde

«Nadie ha hecho nada hasta que nosotros entramos en el Ayuntamiento y tomamos la determinación de mandar hacer un informe a la asistenta social» aseguró ayer el alcalde de Alaejos, Carlos Mangas. «Queríamos saber las condiciones en las que vivía esta familia, porque al ver que era un matrimonio de 90 años, sin agua corriente, pensamos que las condiciones podrían no ser buenas». Mangas aseguró que su Grupo de Gobierno tomó parte en el asunto en cuanto conoció la situación. Cuando se hizo cargo la Guardia Civil, en la noche del jueves, la familia «ya colaboró en que encontraran el cuerpo», dijo el edil. «Yo creo, aunque es más una opinión personal, que esta persona falleció de muerte natural y, en unas condiciones de la familia psicológicamente alteradas, quizá por no dar que hablar, decidieron enterrar a la madre en la casa», añadió.

La gente del pueblo se pregunta cómo se ha podido llegar a esta situación, y lamenta ver que el pueblo «se ve reflejado en todos los medios de comunicación por este hecho». Según Mangas, «la gente mayor está muy triste, porque conocían a Petra y a su marido, que tenían relación buena en todo el pueblo hasta hace 20 años».

«Había un ‘runrún’ en el pueblo, por eso decidimos intervenir desde el Ayuntamiento. Lo que pasa es que no se puede tirar una puerta así como así, tiene que hacerse por los procedimientos que marca la ley», continuó relatando el edil. La nueva Corporación decidió comenzar el procedimiento con una inspección. Sin embargo, en cuanto a la tardanza en tomar decisiones por parte de las autoridades a quienes correspondiera, Mangas asegura que buscar culpables en un caso como éste «no sirve para nada». «Es lamentable lo que ha pasado, haber llegado a esta situación por dejadez de unos o de otros».

A su juicio, lo positivo es que se ha detectado la situación y se le ha puesto fin. «Es un hecho triste, pero hay que dar gracias a Dios de que al menos se dará una sepultura digna a esta señora, y también se aclarará lo que haya sucedido en esa casa con las declaraciones que hagan los familiares».